jueves, 20 de febrero de 2014

¿Los saltamontes tienen frío?

Hace ya bastantes semanas que compartimos ventana y jardín con un inesperado huésped: un saltamontes. Le hemos llamado Flip. Ya sabéis, como el amigo de la abeja Maya.


No sé por qué motivo eligió nuestra ventana como hogar pero yo estoy muy contenta. Me gusta asomarme cuando me levanto,buscarle y darle los buenos días. Incluso él un día pareció que me los daba también, cuando salí al jardín y preguntando al aire dónde estaría, apareció de repente de debajo de la persiana estirando sus largas patas y buscando un trocito de sol donde calentarse.

Desde que se mudó con nosotros siempre tengo cuidado a la hora de subir y bajar la persiana, porque suele acomodarse en ella. Se ve que se siente resguardado de los gorriones que vienen al jardín a picotear pan, palomitas de maíz, kikos y los frutos de los aligustres del Japón. Son muy atrevidos e incluso a veces se ponen en la jardinera de mi alféizar a observar el panorama.

Alguna vez he tenido que socorrerle. Un día se cayó desde lo alto de la ventana y fue a parar al suelo. Se pegó un buen golpe... Salí corriendo al jardín y parecía que estaba bien, así que le cogí y le puse en la jardinera para que desde allí pudiera buscar su rinconcito de nuevo. Temía que si le dejaba a su suerte, algún mirlo o algún gorrión se pegaría un festín.

Hemos desayunado juntos algunas mañanas. Yo le invito a té con pastas o zumo de naranja con tostadas, lo que le apetezca, y él me cuenta las idas y venidas de nuestros vecinos de jardín. Que si a las hormigas ya las debe de quedar poco para volver a colonizar mi salón, que si los mirlos han vuelto a anidar en el rincón del año pasado, que si me ande con ojo con los geranios para que no se me vuelvan a estropear... La verdad es que se ve que tiene mucho mundo y me encanta escuchar las anécdotas tan graciosas que siempre me cuenta. Una vez dice que se encaramó en el lomo de un oso y viajó durante largos días por las montañas y vio lluvias de estrellas y conoció a muchas otras especies que jamás había visto.

Después del ratito de charla, le dejo de nuevo en la ventana, para que tome el sol y yo me meto en casa. Cuando llega la hora de irme a trabajar,  me despido de él y le deseo que pase una buena tarde.

Y como estoy muy entretenida últimamente con el ganchillo, he pensado en hacerle una chaquetita que le haga juego con el sombrero de copa que le regalé por Navidad. La verdad es que las noches son muy frías y no quiero que coja un constipado.

No sé cuánto más se quedará con nosotros y creo que el día que no esté me va a dar mucha penita. Pero bueno, es que ser un saltamontes explorador de patas largas implica ir recorriendo el mundo dando saltos o encaramado a un gran mamífero y eso es algo que yo tengo que aceptar.